Segundo desplazamiento del colectivo en esta trilogía de partidos fuera de casa donde estaremos presente (Mérida, La Línea y Dos Hermanas).
Muchos días antes de que se disputara este partido, los miembros del Frente Linense se ponían en contacto vía correo electrónico con Brigadas Amarillas. Por aquel tiempo preparábamos nuestro desplazamiento a Mérida y no podíamos darle información veraz sobre lo que nos pedían que era, sobre todo, el número de miembros que íbamos a presenciar el partido en su localidad. En los últimos días precedentes al derby se intensificaron estos mensajes para dejar todo bien atado. El resultado fue que nos iban a invitar a una paella que prepararían con motivo de nuestra visita.
Llenamos dos autobuses (uno lo llenaban los veteranos y los miembros de secciones y el otro la peña que iba por su cuenta y los más jóvenes), los cuales salieron cerca de las once de la mañana del Estadio, no sin antes recoger pancartas y otros artilugios de animación. A nuestros autobuses hay que añadir multitud de coches particulares y el del Norte Trompetero, con lo que la afición cadista estuvo muy bien representada en el Municipal linense. En el camino de ida, lo típico. La peña contenta, privando, riéndose, fumando, de pie, cantando, echándose fotitos, etc. Se paró dos veces (Venta el Valenciano y la habitual en el Mirador del Estrecho) para que la gente meara, la mayoría, y otros, solo unos cuantos, desayunara. El Boca, como siempre, daba la nota y se llevaba la bronca el autobús, por algo que a su edad ya debe de saber hacer. En la última parada antes de llegar a La Línea nos encontramos con el doble de Carlos Orúe y su mujer. Nos dio mucha alegría verlo por allí pero parecía que no entendía ni papa.
Llegamos a nuestro destino sobre la una de la tarde. Allí ya nos esperaban los linenses que salieron del estadio a nuestro encuentro con bufandas y camisetas del Cádiz C.F.. Nos metimos para dentro de los bajos porque el día no estaba para estar dando vueltas por ahí. Algunos valientes si que se atrevieron a ir a Gibraltar (algunos para comprar whisky) a comprar algún que otro recuerdo baratito.
Cuanto más se acercaba la hora del partido, más cadistas se congregaban por allí. Había hasta curiosos vestidos de policías. Entre risas, cánticos y carnaval llegó el autobús del Cádiz C.F. y la gente salió a desear suerte y dar ánimos a los jugadores y cuerpo técnico. Llegó al hora de salir para volver a entrar (con entrada) en el estadio. Nos pusimos en la misma grada de Preferencia, pero en el lado contrario, a donde estuvimos el año pasado. Llenamos toda nuestra valla de banderas y empezamos a animar. Comenzó el partido bajo un intenso frío que no fue capaz de enfriar nuestras gargantas, aunque la animación durante el mismo fue irregular, en algunas fases los cánticos sonaron contundentes.
En un momento del encuentro uno que estaba con los Frente Linense sacó una bandera de Expaña. Al ver esto, protestas airadas de nuestro colectivo, que arreglaron entre ellos quitándole la bandera a quien la tenía. No sabíamos a que venía esto, después de estar todo el día juntos. El partido en sí fue bastante aburrido y la peña se entretenía tirándole las cosas que tenían a mano a los policías que estaban viendo el partido gratis.
Cuando éste tocó a su fin, lo de siempre, a recoger las banderas y para afuera a esperar a los jugadores. Fuera estaban los pives del Frente Linense y les pedimos explicaciones de lo sucedido, a lo que obtuvimos la callada por respuesta. Cuando los jugadores salían para el autobús, los aficionados allí congregados los felicitaban por el esfuerzo realizado, al tiempo que les comentaban que solo Velázquez saludó a la grada y se acodó de nosotros de toda la plantilla. Algunos miembros terminaron dentro del autobús del Cádiz C.F., ante los inútiles esfuerzos de Baena por echarlos. Ya montados en los buses para volver, el Bilba y el Pablo de Rota se empeñaron en liarla. Megáfono en mano dieron toda una lección de cómo dar por culo a todos los ocupantes, sin excepción, de un autobús. En la única parada de la vuelta, en Vejer,, nos sorprendimos cuando al entrar en la venta, salía de la cocina el Lete y una señora con muy mala leche detrás. La peña se divirtió de lo lindo con los precios de los bocadillos, con la gente que allí cenaba tranquilamente, con los camareros, etc., pero siempre con mucho arte gaditano.
El tiempo de estirar las piernas, tomar algo fresquito y otra vez a escuchar al Bilba y al Pablo. El de Rota se fue diluyendo, al tiempo de que el Bilba tomaba fuerzas, y se quedó dormidito en el estrecho pasillo del bus. Angelito. Llegamos a Cádiz solo un rato antes que el Cádiz C.F. Le dimos de cenar a Palacios y cada uno para su casa, ya pensando en Dos Hermanas.