Nuevo viaje de la hinchada amarilla (tres de tres) en este inicio de temporada siguiendo al Cádiz C.F., si bien esta vez, B A estuvo acompañada en Sevilla por miles de cadistas más, hasta llenar por completo la parte superior izquierda de la tribuna del Sánchez Pizjuán. El colectivo se prestó a organizar el desplazamiento de los 4 autobuses dispuestos por los socialistas y por el Ayuntamiento, para toda la afición cadista. A las 6 de la tarde partió a caravana cadista hacia Sevilla, y en la que al final, al darnos una información equivocada de la capacidad de los buses y por el ímpetu de los desplazados, hubo un poco de descontrol. Mencionar que la directiva sevillista (con Del Nido a la cabeza, si, el mismo que nos preparó la encerrona en Coria en la primera temporada del Cádiz C.F. en Segunda B) se negó en redondo a colaborar con el Cádiz C.F. (abaratar las entradas, ya que su precio era de 15 Euros para un partido de Segunda B y en Lunes, y tenerlas desde Cádiz, etc.), así que para otra ocasión, si nos visitan, esperemos que se les pague con la misma moneda, ya que siempre pasa lo mismo. El viaje de ida fue bastante tranquilo, con solo una parada, ya que el tiempo se nos echaba encima. Llegamos a Sevilla pasadas las ocho de la tarde. Bastante policías antidisturbios esperaba nuestra llegada, la cual nos acompañó en un espectacular corteo hacia el estadio a comprar las entradas. Típico descontrol en la taquilla al estar más de 200 cadistas pendientes para comprarlas. El grueso del grupo entró ya con el partido empezado, pero nuestra llegada fue espectacular. Comentar que estábamos rodeados por un cordón policial que alcanzaba a todos los cadistas y que las cámaras de vigilancia interior del estadio estaban funcionando a pleno rendimiento. Durante todo el partido la animación fue atronadora, con buenos, contundentes y continuados cánticos. Luego vino lo del sinvergüenza del árbitro (por no poner cabronazo) que se inventó un penalti y una falta para el Sevilla B. Luego se quejarán cuando les pasa algo…… Al terminar el partido, ovación para los jugadores cadistas que respondieron con aplausos hacia nuestra grada, en la que seguimos cantando, mientras los policías nos tenían retenidos. Al salir, nuevamente en corteo y escoltados, hacia los autobuses, ningún rastro de ultras locales. La vuelta estuvo bastante entretenida en nuestro bus, a raíz de un intento de agresión del Kuko por una paranoia del Yuyu en la radio, del que tuvo que ser parado antes de que nos estrelláramos. Después risas con unos y con otros, hasta llegar a Cádiz pasadas las doce de la noche.