A lo largo de la noche del sábado, tras el ya enésimo fracaso de montar un autobús el jueves, distinta gente del colectivo fuimos quedando para partir hacia Sevilla en el tren de las 13:00 horas.
Ya a la una en la estación, con indumentaria distinta pero con el mismo cuerpo que salió a la medianoche del sábado nos encontramos para nuestra sorpresa dos del Frente Che, un brigada con apellido de tonadillera, un hercúleo miembro de la Curva, 4 "Leones Amarillos" y un hermano de un Brigada Amarilla de Córdoba.
En el tren, destacar el enamoramiento que nos provocó una impresionante morena, que aguantó con eterna sonrisa la saliera de la peña. Aparte de esto, destacar al revisor (un clon de Jesús Puente) que se empeñaba en que la gente estaba fumando y nos trasladáramos a la zona de fumadores, cosa que por supuesto no hicimos, ya que el tabaco estaba mezclado con una extraña sustancia y no íbamos a separarnos de la morena ahora que ya estaba el bote.
Llegamos al estadio y tras solo poder mariscar dos entradas pagamos a escote el resto hasta completar 7, ya que el hermano del cordobés dio la espantá con su entrada gratuitamente conseguida.
Tras comprar las entradas, nos bebimos toda la cerveza posible a 80 Ptas. el vaso en un Telepizza cercano y entramos en el estadio. Una vez dentro nos impresionamos del gran número de cadistas, más de 500, aunque poco bufandeo y poco amarillo.
En el tema de animación tocó hacer de megáfono humano, pero se animó mucho y todo el tiempo, cosa que exasperaba a los Biris y algún que otro payasete jerezano que allí estaban. En cuanto decaía algo el ánimo, los "miarmas" insultaban, lo que nos hacía responder brevemente con guasa gaditana y otra vez a animar, ¡gracias por la motivación!.
En sus insultos se notaba la gracia sevillana, semejante a la de un obispo ortodoxo ruso, y sus insultos "ofensivos" provocaban más nuestra risa que el cabreo.
Por ejemplo, una vieja dijo que el Cádiz no vale un duro y que iba a ir a segunda, comentario que respondimos con una gran ovación. También otro artista, tras preguntarnos por el Bilba, cosa que nos dejó estupefactos, lució su porro de polen, "mejor que el gaditano" decía a voces, a lo que una "mona" bajó por la escalera, le intervino dicho producto y lo expulsó mientras la grada coreaba "cincuenta mil cinco...".
Claro que ante el cante que daba un servidor se barruntaba un insulto hacia mí, pero flipé al escuchar lo que con gracia sevillana todos a coro me llamaron: "¡Dartacán, Dartacán!...¿?.
Futbolísticamente gran partido del equipo amarillo, destacando la explosión de júbilo de Loreto que se desmelenó tras el gol. En el segundo tiempo, gran agobio del Cádiz embotellando al Sevilla, aunque como siempre se fallaron goles clarísimos.
Ya tras el partido unos 10 o 12 nos reconocieron (sería por las bufandas amarillas) y cuando estábamos preparados para la trifulca corrieron, ante nuestra sorpresa, hacia otro punto muy distante a nosotros.
En la estación nos tocó esperar más de 2 horas y veíamos que empezaban a entrar poco a poco en la estación unos 15, que al parecer eran pocos para zurrarnos a nueve y ya al ver que entre las tres puertas se agolpaban entre 30 o 40 tuvimos que recurrir a un "mono" anunciándole una escabechina y que de no intervenir ellos romperíamos todo lo que pudiéramos en la pelea.
Tras comprobar como un furgón se bastaba para disolver aquello entramos en el tren para volver a Cádiz cansados de tantas horas riéndonos de todo lo que se movía.
Recordando al colectivo que cuando el Cádiz juega fuera de esta ciudad también se le puede ir a ver y lamentando la ocasión perdida de ajustarle las cuentas a los sevillanos esos que tanto mencionáis, de despide hasta otra el gran espadachín.