El día amaneció lluvioso, grisáceo, triste, inclemente, tempestuoso, tal y como había estado toda la noche, pero a pesar de todo no estaba mal, es más gustaba, ¡un pedazo de día!. Mañana desagradable que no invitaba precisamente a hacer un largo desplazamiento con el Cádiz, y sobre todo tras la enésima decepción en casa.
Pero en el Estadio nos habíamos concentrado, al estilo de los mormones, todos los cadistas con suficiente ilusión (y con 250 ptas. por si acaso), para animar al Club allá donde tocase, esta vez iba a ser en Ciudad Real.
Alguno preguntaba ¿qué cómo iba a vestir el Cádiz?, por aquello de coincidir con el ¿Villarreal?…, pero no, le aclararnos que definitivamente íbamos a jugar en "Puerto Real". Como veréis todos venían en "perfectas condiciones".
Junto a la puerta del estadio cientos, miles,… infinidad de bolsas blancas traslúcidas de una prestigiosa cadena de supermercados, y claro, ¿qué iban a contener?, los dos elementos básicos para la fabricación de un extraño mejunje al que denominan "cubata", los "Frente Che" a su vera velando por tan valioso cargamento, osado aquel que intentase acercase a ellos. Por lo visto, algunos de los miembros de la citada sección tenía que andar con dolor de cabeza o golpes recientes, pues venía con una remesa de cubitos de "yelo".
Tras encontrar nuestro autocar, el nº 3, que no tenía perdida ya que, extrañamente, era el más hecho polvo, siempre nos toca el mismo, qué curioso…; nos introducimos en el autobús. Reseñar que venían dos choferes (algo menos asustados que el que nos tocó a Granada) aunque más tarde uno de ellos se revelaría como mecánico de la flota, ya nos daríamos cuenta…
Como siempre, subimos en perfecto orden, y tras esperar que a los últimos rezagados, y que "alguien" fuese a mear (por eso de no decirle al conductor que pare en el Puente Carranza) salimos del estadio, aproximadamente, a eso de las 09 horas y 05 minutos (hora local).
Decir que no íbamos llenos, nos sobraban algunas plazas, y lo peor, entradas de las que Brigadas había adelantado el dinero.
Por comentar algo, comunicaros el regreso del "Boca" (aj, aj, aj… ), que no se portaría del todo mal, la presencia del "Ramito" en su primer viaje con Brigadas (casualmente se apellida igual que su hermano), siendo el miembro más joven de la expedición, puesto que no venía el Robert; y la presencia del psikótico y vocalista de un conocido grupo musical (creo que se llaman "Piranha") Óscar, de aspecto bastante apacible y tranquilo, pero que luego tuvo una destacada actuación, reflejada en estas páginas; también destacar la presencia de un extraño ser, venido de no sé qué tumba, apariencia pálida, complexión menuda (menudo pájaro está echo), y gafas para disimular no sé el qué, que responde al nombre de "Richard", llegó cogió dos asientos y lo único que sé es que durmió y durmió.
El viaje fue bastante tranquilo aparentemente. Tras parar en la primera venta, nos comunica el chofer (Rafaé) que tiene que dar marcha atrás unos 25 Km. para llevar al mecánico a una venta que habíamos dejado atrás pues se había pinchado uno de los autobuses. Se marchan solos con la firme promesa de que volverían relativamente pronto.
Caras de asombro en la gente que no se había enterado del tema al ver irse el autobús sin nosotros, pero lo mejor fue el "Richard" que se despertó, vio el autobús en marcha y que el estaba solo…
Después de entretenernos con una camión cargado de cerdos que llegó, y tras pasar media hora, empezamos a sospechar…; nos habrían dejado tirados en una venta como algunos hacen con sus perros, teníamos víveres (las ya citadas bolsas blancas) pero no era plan de perderse el partido. Pero no, volvió el chofer a recogernos.
Llegamos a Ciudad Real sin mayor novedad, tal vez destacar las bonitas estrofas que dedicó Dani al pasar por la localidad de "Guarromán" (dice que allí hay que tener mucho cuidado ya que ponen mucho "rabo").
En la ciudad, llegamos tan sólo una hora antes del partido, reseñar la actuación del Delgado vendiendo entradas, y la presencia de "Kike" de Córdoba con 13 cordobeses cadistas (¿?).
Corto intervalo de tiempo, pero que algunos, por ejemplo Óskar, supieron aprovechar muy bien (ya tiene dos nuevas amigas…).
Impre - sionante (en dos palabras) aspecto de las gradas, con cerca de 1.000 seguidores cadistas venidos desde todas las partes, en autobuses y en coches particulares. Animación sin parar en el primer tiempo, afortunadamente el día no rompió a llover, para bajar un poco en el segundo, pero tan sólo fue un respiro para terminar explotando con el gol de Borge.
Alguno, por ejemplo Óskar, en el descanso me comentaba que estaba "completamente siego", que no había visto nada de partido, pero que si el Cádiz ganaba iba a saltar al campo.
Por supuesto, en la cantina vendían todo tipo de bebidas con alcohol, cosa que tan sólo no ocurre en Carranza.
Los aborígenes del lugar, extrañados de tanta gente de Cádiz, y de su sorprendente, basculante comportamiento, por ejemplo Óscar, que ya había conocido a una nueva amiga…
Tras terminar el partido, zambombazo de júbilo, los jugadores celebraron el triunfo con toda la grada cadista, y tras retirarse éstos a los vestuarios, aparecen dos individuos por el césped, venidos de no sé dónde, que luego resultarían ser "Jamongús" y, como no, el conocido vocalista de un famoso grupo musical (por no decir otra vez, por ejemplo, el Óskar). Fuimos a buscar a los jugadores a la puerta de lo que sería una "tribuna". Gritos y cánticos de una forma increíble. Raúl López disfrutando como el que más cuando se le "manteó", incluso también se manteó a Jordi Gonzalvo; se rodeó por completo al autobús del Cádiz, los jugadores alucinados…, pero de pronto vemos que miran hacia arriba. ¿Qué era lo que sucedía…?.
Y es que dos conocidos miembros de "Psikósis Kádiz", ¿para qué decir que uno de ellos era el Óskar?, se habían encaramado (no se sabe cómo) hasta el tejado de la tribuna, y desde allí, a la altura del techo del autobús, estaban despidiendo a los jugadores atónitos de ver lo que estaba, y desde dónde, pasando.
El viaje de vuelta muy tranquilo, la mayoría dormidos, menos "Richard" claro está, y Dani que seguía componiendo bellos versos. Tras parar en dos o tres ventas para comer y beber algo, y para que Óskar pudiese seguir haciendo amigas entre las componentes de otros autobuses, llegamos a Cádiz sobre las 4 horas 45 minutos de la mañana, tras la ya clásica equivocación del chofer, esta vez a la entrada del "Scalextrix" que tienen montado en Sevilla, y aquí olvidados de toda infraestructura y excluidos de cualquier partida presupuestaria…