Pues si, hace ya dos semanas un bus de Brigadas nos desplazamos a Écija, la llamada "sartén de Andalucía" por el muchísimo calor que hace en verano, pero como fuimos en invierno, nos tocó la lluvia y el barro que habían dejado las pasadas inundaciones.
El viaje empezó muy chungo, ya que el impresentable de Juan (que tenía las pelas para pagar el bus), a la hora de la salida (las 11 y media), no aparecía, y la peña se empezaba a poner nerviosa. Así que tras ir a su casa, llamar una y otra vez, el niño apareció por fin, alegando que se había quedado dormido (no te jode). Esto no debe ocurrir más, pues, ¿para qué carajo se crean las comisiones?.
Decir que el bus no iba completo en su totalidad y que hubo que coger cuatro talegos del fondo de Brigadas para ir (hay queda el dato), así que en el bus se iba cómodamente y, con cachondeo y con ganas de pasarlo bien, nos encaminamos hacia Écija. Nos paramos en la venta que regalaban aceitunas en el desplazamiento a Sevilla, pero esta vez, por lo visto, no regalaron nada. Allí estuvimos una media hora o así, privando y haciendo paranoias.
Y tras un pequeño trayecto, llegamos al sitio en cuestión, Écija. Hay que destacar que esta vez el chofer conocía bien el trayecto y nos dejó al lado del estadio, al cual nos dirigimos y nos topamos de frente con los Norte Trompetero (unos 15 o así), los cuales hicieron de guía para ir a comprar priva. Nos establecimos en una pequeña plaza, donde era increíble que no hubiera ninguna papelera (después nos tacharán de guarros). Allí se privó y se comió durante un largo rato, hasta que ya nos encaminamos hacia el estadio, si se le puede llamar así. El sitio era patético. Antes y de modo de avanzadilla fueron unos pocos a hablar del tema de las entradas, pues valían 1.700 Ptas. ¡increíble!, ¡en 2ª B!. Nos negamos a pagar ese abuso, así que con nuestra presión y con la ayuda de ese gran cadista que es Paco Moncayo, entramos casi todos por un talego, y la peña cada vez más borracha y bullanguera.
Ya dentro nos colocamos en un lateral, en una especie de grada de metal, muy cutre, donde a pesar de la mojá que nos estaba cayendo, se animó poco (no todo lo que deberíamos). Destacar la presencia de gente que vino en coche particular y del Kike, que vino de Córdoba, con más gente.
También hay que decir la presencia de un cadista que venía de Barcelona, que se había bajado en Córdoba y se vino para Écija a ver el partido, el cual luego nos llevamos para Cádiz. ¡Eso es afición, ostia!. El primer tiempo terminó y seguía cayendo una del copón, y con empate terminó la historia.
Decidimos ir a ver la segunda parte al fondo de los Ultras Sol, que la verdad sea dicha, era un grupillo de pena, y así, y mientras el Cádiz la cagaba una vez más, nos dedicamos a confiscarle la pancarta (que hoy será expuesta en el Fondo Sur), y ¡no era larga la joía!. Así que, como digo, ya con la pancarta confiscada y el equipo que no reaccionaba, nos dedicamos a irnos para el bus que, por cierto, tardó un ratillo en aparecer.
Entonces empezó el show Psikósis/Komando Mela. Nos os podéis imaginar la que liaron, con el Galnares cayendo por los suelos en un charco, Ignacio sin los gayumbos y un larguísimo etcétera. En el bus empezaron los acordes de "Mi pobre tierra" de Kambayá, que se repitió durante todo el viaje. La canción era constante y os puedo asegurar que hay gente que se la sabe de memoria. El bus era un cachondeo pero en la parte de adelante (los de atrás iban sobaos). La gente como si estuviera en un concierto, botaba, saltaba, cantaba... y mientras, Ignacio intentando violar a alguien. Ah!, desde este boletín pedimos que se le compren uno paquete de slips, ya que en lo que va de temporada le han roto ya dos. Nos paramos en una venta en un lugar remoto de Sevilla, donde como es habitual se formó el cachondeo total con el Ignacio y el Ramos, medio en pelotas por la venta. El menda amenazaba con llamar a la Benemérita y buscaba desesperadamente al responsable del bus (jua, jua, jua!!).
Allí estuvimos un ratillo simpático y agradable, y ya nos dirigimos hacia Cádiz. Al llegar desplegamos el banderín de los Ultra Sol y se cortó el tráfico en el Carranza por unos instantes, y ya cada uno para su casa, aunque según comentarios "otros" siguieron la fiesta por ahí. En definitiva, un viaje más y una nueva derrota de nuestro equipo que no tiene justificación, y decir que la paciencia tiene un límite.