Desde hacía bastante tiempo nos fijamos este viaje como uno de los fijos durante el año, y aunque los cabrones de TVE y Canal Sur nos están jodiendo demasiados desplazamientos esta temporada, en nuestra mente estaba el viajar con el equipo pasara lo que pasara y más conociendo cómo estaba la clasificación a esas alturas de liga.
Sabiendo que sería televisado, un viernes y a una hora no muy típica para un partido, empezamos a buscar furgoneta desde principios de semana. Cuando las posibilidades se acababan, logramos alquilar una para los 9 miembros que íbamos a hacer el viaje hasta tierras cacereñas. Las secciones Chiclana, La Isla, Corrales, Demonios Amarillos, Frente Che y Kadictos estaban representadas. A eso de la 13.30 h. salimos del Carranza en una espectacular furgoneta, después de buscarnos la vida para salir antes de los curros y clases, y de esperar al rezagado de turno.
Viaje de ida bastante entretenido con una charla continuada sobre temas de Brigadas, sus acciones, hazañas, miembros peculiares, etc. Primera parada para comer algo en un bar a la salida de Sevilla. Ya en marcha nuevamente nos agobiamos tela para entrar en la Ruta de la Plata, en la que estuvimos un rato parados y solo el acertado cambio del conductor nos salvó de estar más tiempo allí. La peña que iba en los últimos asientos traseros iba bastante callada, pero los de en medio no paraban de cantar, decirle cosas a los pikoletos del camino, reír, hablar, comentar diversos y variados temas, animar a los ciclistas que adelantábamos, hacerse….., abrir la puerta lateral de la furgoneta, etc. Durante el viaje la peña iba recordando también momentos y paranoias del desplazamiento a Zamora en la anterior liguilla de ascenso, ya que cogimos el mismo camino.
Controlábamos el tiempo y los kilómetros que nos quedaban, porque no las teníamos todas con nosotros para llegar a tiempo para el partido. La mala carretera, los camiones y las curvas nos hacían pensar en llegar con cierto retraso a Cáceres. Cosa que no ocurrió, ya que sobre las 6 de la tarde llegábamos a la ciudad extremeña, tiempo suficiente para buscar el estadio, pillar las entradas, tomarnos algo y pa dentro.
Entramos en el estadio unos minutos antes del comienzo del encuentro, tiempo suficiente para tomarnos unas birras (como en todos los estadios visitados venden alcohol sin ningún tipo de problemas). Al estar en la barra recibimos la visita de tres miembros del grupo ultra de allí, dos de los cuales estuvieron en Cádiz en la primera vuelta. Venían a darnos la bienvenida y a interesarse un poco sobre nosotros. Nos dieron como señal de admiración unos cuantos fanzines de los que sacan cada partido allí, en los cuales se podía leer la gran simpatía que hay por el Cádiz C.F. y por nuestra afición. Allí nos encontramos con más cadistas de Cádiz, padre e hijo de Vejer de la Frontera que residían por motivos de trabajo allí y con peña de Madrid que eran de nuestro equipo. Al final nos juntamos unos 15 ó 20.
No había mucha gente cuando llegamos al campo y entre cerveza y cerveza nos coscamos que habían decidido abrir las puertas para que entrara toda la ciudad para ver el partido, que junto con las entradas que se repartieron en los colegios, hizo que el estadio presentara un aspecto nunca visto por allí. Colocamos nuestras pancartas en lugar bien visible para todos (menos para nuestros jugadores, por lo visto, salvo Varela), al tiempo que nos enterábamos que no lo estaban retransmitiendo. Cuando nos dimos cuenta estábamos rodeados de niños y de mayores y empezaron los problemas ya que nos manteníamos de pie como siempre, por lo que le tuvimos que recordar a los invitados al partido que esa era localidad de pie y tema terminado.
Durante el partido se animó poco, aunque cada vez que lo hacíamos nos pitaba todo el estadio, señal que nos escuchaban.
El frío era tremendo e iba en aumento conforme avanzaba el encuentro. Al fallar el penalti cayeron sobre nuestra zona un par de botellas vacías, por lo que nos volvimos para la gente y se vivieron momentos de tensión que no pasaron a mayores. Al terminar, gran y doble desilusión. Primero, por la derrota, cómo fue y sus consecuencias y después por que solo un jugador fue el único que dio la cara, nos saludó y nos aplaudió desde el campo. Al mismo tiempo aparecieron dos fachas por allí que nos hacían gestos cerca de un vomitorio. Cuando les emplazamos a vernos fuera y sin movernos de donde estábamos, salieron por piernas.
Cuando recogíamos las banderas, nueva visita de los de los miembros del Escuadrón para desearnos buen viaje de vuelta y que no cayésemos en las provocaciones. Quedamos entre nosotros en ir a decirles a los jugadores al autobús el mal gesto que tuvieron hacia nosotros al finalizar el partido. Al llegar allí, ya se estaban acomodando en sus asientos la mayoría de ellos, pero les comentamos que la derrota era tan dolorosa y dura para ellos como para nosotros y que no nos merecíamos ese gesto. Los que tuvieron el detalle de escucharnos (solo Castillo, Armando y Javi Navarro), admitían su error y se excusaban.
Tras esto, tiramos para la furgoneta con caras largas pensando en el largo camino de vuelta a Cádiz sin nuestro objetivo. Una parada para repostar y otro para la última cervecita fueron los únicos altos que hicimos en el regreso, llegando a nuestra ciudad muy cansados sobre las 2 de la mañana.