El viaje hasta nuestra vecina localidad de Algeciras se había preparado desde algunos días antes de la reunión del Jueves, en la que ya todo tenía que estar finiquitado y el autobús completo. Después que alguna que otra discusión sobre la hora de salida, se decidió que partiríamos a las tres de la tarde, cuatro horas antes del inicio del choque. Coincidimos en los alrededores del estadio con algunos equipos de las secciones inferiores que también iban de viaje, pero ellos a jugar. Por allí había gente de Brigadas desde bastante tiempo antes de que fuéramos a salir.
Después de estar todos (siempre llegan tarde los mismos), aprovisionarnos de víveres para el camino (todo líquido) y dejar las banderas dentro del estadio (por el olvido de las llaves del cuarto de un par de miembros), nos subimos al autobús.
En la puerta del mismo un exhaustivo marcaje en forma de cruz hacia Juan a todo el que ponía el pie en nuestro vehículo, no sin antes haber pagado y haberle pegado el último buche a lo que cada uno le daba la gana. Dentro ya, peña de un montón de secciones oficiales (Frente Che, Jaleo, Curva Sur, Lokura Kadista, Birra Askatu, Komando Rejita, Komando Mela, etc.), otros miembros que van por libre y algún que otro aficionado normal.
El viaje de ida, pues como siempre. A la salida de Cádiz ya se empezaron a entonar los primeros cánticos. También se entonaban los que habían vivido la alegre noche gaditana anterior. Éstos cuando se tomaban algo, que no era agua precisamente, ya se ponían de pie, cantaban, chillaban, mojaban a los demás, se tambaleaban, etc. Por muchos que algunos decían que se sentaran, ni puto caso, y aunque nos hubiéramos sentado todos, siempre quedaba alguien de pie (¿?).
Hicimos una única parada, pero que fue aprovechada por algunos para dedicarse a conseguir cosas para que la semana fuera más llevadera. Unos se creían mecánicos y consiguieron algunas cosas que les hacía falta a su coche en otro limpísimo que había por allí; otro se creía torero, y casi salta una valla para creérselo más (después un individuo dijo que había estado hablando con los toros sin tener respuesta, era que a él le habló un perro); algunos entraron en el bar y al pedir una cerveza se la ponían en un vaso de café; ya al final, salió del establecimiento de carretera el típico con una película porno. Contentísimo porque le había costado mil pelas y extremadamente babeante al leer el título: "Sádica violación". Cachondeo generalizado.
Ya de nuevo en el autobús, se intentó poner la VHS, pero se negaron el conductor y el dueño de la película. Egoísta. De todas formas algunos viajeros hicieron un buen uso de carátula, si no que se lo pregunten a...
Siguieron los cánticos, especialmente dos, bastante guapos, pero que la gente no consiguió aprendérselos, normal. La peña estaba cansada ya del viaje, y es que las provisiones ya escaseaban y estábamos camino de... Los Barrios. No sabíamos cómo llegar al Nuevo Estadio El Mirador, ¡con lo fácil que era llegar al viejo!. Después de muchas vueltas y de no tener el conductor otro sitio donde pararse a preguntar (enfrente de un cuartelillo de la Guardia Civil), llegamos a donde jugaba el Cádiz C.F.
Conseguimos las entradas de Fondo Norte, que eran las únicas que había para nosotros. Cuando nos dirigíamos hacia nuestra localidad, y después de que llegaran dos furgonetas de antidisturbios, nos encontramos con algunos miembros del Trompetero, que ya estaban dentro y que nos saludaban felices, y con la Sección Chiclana, que había llegado allí en coche.
Ya dentro, lógica desilusión al no haber nada de contenido alcohólico, y rabia contenida al ver que todos los equipos van teniendo poco a poco su estadio nuevo y nosotros no podemos ver al Cádiz C. F. donde queremos porque nos podemos ir para abajo. Nos sentamos cada uno donde pudimos (suelo fresquito) en los bajos del fondo, porque arriba el lorenzo pegaba fuerte. Llegada la hora del partido fuimos hacia nuestro sitio. Entre nosotros, los antidisturbios, los guardias privados y la gente suelta habías unos doscientos en el fondo de los cadistas.
Había acudido gente de Cirá por aquello del derbi, pero nosotros nos lo llevábamos con nuestros cánticos. La animación estuvo intermitente, pero cuando nos poníamos por derecho, temblaba hasta el Peñón. Al final del partido, los jugadores vinieron al saludarnos, devolviéndoles nosotros los aplausos gritando: ¡Cádiz, Cádiz!.
Después tuvimos que esperar un montón de tiempo dentro del estadio porque querían sacarnos cuando tuvieran la zona despejada de coches y de gente.
Ahí ya se notaba que la peña estaba quemada, menos uno, curiosamente el de más edad del grupo (creo yo), que nos deleitó con un concierto solista de bombo. Se tiró un petardo que o explotó hasta la media hora y en medio de la gente, con el consiguiente sobresalto entre nosotros (nosotros digo contando policías, guardias, periodistas, etc.).
Después de atender un representante del grupo a los medios de comunicación (cual bigoleador), nos dirigimos al autobús para emprender la vuelta a la Tacita de Plata. Nos sacaron por una ruta distinta a la de llegada. Un coche abriendo camino, con las dos furgonetas de antidisturbios y nosotros en medio. Ni rastro de nadie entre esos lúgubres montes de matorrales bajos que rodean el estadio de Algeciras.
Ya sólo nosotros en el camino, intentamos ver nuevamente la película, pero no hubo forma, y nos tuvimos que entretener con la edad de uno de nosotros. Sólo uno, ¿sólo uno? sabe fehacientemente su edad, al comprobarlo con la prueba del Carbono 14 y después con su D.N.I. De todas formas, felicidades atrasadas.
Paramos, como en la ida, una sola vez, en Vejer, en un sitio donde había cosas muy buenas y un montón de periodistas. Llegamos a Cádiz, no sin antes reírnos muchísimo más, darles las gracias al conductor (que se lo pasó mal, por los cojones), encender un poco de nitrato y despedirnos hasta este domingo.